Un pasajero lleva a juicio a Air Berlin por la muerte de su perro
La aerolínea ocultó el cadáver de la mascota, que falleció deshidratado a
raíz de un golpe de calor, hasta que se fueron los demás pasajeros y
compensó al dueño con un bono de 100 euros
El Juzgado de lo Mercantil número 2 de Palma acogerá el próximo martes,
día 15, un juicio contra Air Berlin a raíz de la muerte de su perro, que
falleció deshidratado a raíz de un golpe de calor después de que los
operarios del vuelo en el que debía viajar lo dejaran expuesto al sol
durante una hora, en pleno mes de julio, en la plataforma de
estacionamiento de los aviones.
El demandante, personado a través de la empresa Reclamador.es, señala
que, al llegar a Palma procedente de Sevilla, la compañía aérea ocultó
el cadáver de su mascota hasta que se fueron los demás pasajeros, y tras
ello ofreció al dueño como compensación un bono de 100 euros para volar
de nuevo con la aerolínea. En concreto, solicita una indemnización de
2.635 euros para el dueño del perro, un bulldog inglés.
Tal y como apuntan desde este entidad, la angustia del pasajero comenzó
en el propio aeropuerto, una hora antes del embarque, cuando el operario
que recogió al animal se negó a poner un cuenco de agua en el interior
del trasportín pese a las altas temperaturas, puesto que, según el
funcionario, la normativa lo prohibía. No obstante, el viajero solicitó
que si veían al animal sofocado le diesen, al menos, agua. «Desde los
ventanales de las puertas de embarque se veía otro avión hacia el que
llevaban transportines con mascotas, que iban en los carros de las
maletas con un techo de lona para que no les diera el sol y no tardaron
más de diez minutos en embarcarlos», narra Francisco Javier Ramos, el
dueño de la mascota, en un comunicado. Según lamenta, al poco tiempo
pudo ver a su perro que, en comparación con los primeros, «iba en una
especie de elevador con cabina acristalada para el operario y una
plataforma donde estaba el transportín a pleno sol y sin toldo, sin nada
que le protegiera».
Una vez en Palma, el pasajero esperó el transportín en la cinta
correspondiente sin que hiciese aparición. Fue después de 15 minutos de
espera y sin explicaciones de lo ocurrido, añade, cuando lo llevaron a
otro lugar dentro del aeropuerto más apartado, donde, tras exigir
repetidamente ver al perro, le respondieron que «era posible que éste
necesitase atención veterinaria porque estaba tumbado dentro del
transportín y no se movía». «Finalmente, tras pedir desesperado que lo
trajeran lo más rápido posible para proporcionarle atención veterinaria
urgentemente, le hicieron entrega del cadáver de Nano», señalan. «Air
Berlín únicamente se ofreció a entregar a Francisco Javier un bono de
100 euros de descuento para una futura reserva de un vuelo.
Responsabilidad de las aerolíneas
La empresa encargada de representar al dueño del perro ante los
tribunales precisa que la responsabilidad de las compañías aéreas por
daños en mascotas es la misma que supuestos de transporte de equipaje
normal, es decir, 1.300 euros. En este caso, la empresa que defiende los
derechos de los pasajeros de avión exigirá una cantidad superior a la
del límite legal ante la «extrema negligencia de la aerolínea y el daño
moral al pasajero por la pérdida del animal».
«Consideramos que las compañías aéreas deben garantizar condiciones
óptimas para el traslado de las mascotas», señala Pablo Rabanal, CEO de
Reclamador.es, refiriéndose a las declaraciones de Francisco Javier. «Le
trataron como a un objeto, una maleta, en lugar de un ser vivo que
era».
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