El alcalde de la ciudad costera explicó que las nuevas restricciones eran necesarias por la falta de sentido común y “valores decentes” en buena parte de la sociedad. Para recuperar esos valores la policía patrullará la playa e impondrá multas de entre 70 y 350 euros a los infractores, incluyendo a fumadores y bebedores de alcohol, dos de los comportamientos prohibidos por la nueva normativa.
Los ciudadanos y los socorristas, sin embargo, están irritados por las nuevas normas, pues creen que sólo aumentan la confusión entre los bañistas. Más contundente ha sido incluso el presidente de la región occidental de Australia, Colin Barnett, que tildó la normativa de “anti-australiana”: “Pasar un día en la playa con la familia y poner una sombrilla para protegerse del sol es una parte esencial de la vida australiana”. Algo más que una tradición, de hecho: dos de cada tres los australianos desarrollarán algún tipo de cáncer de piel antes de cumplir los 70 años.
Visto en Telegraph.
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