grandes soluciones..
El ministro de finanzas japonés, Taro Aso, sobre los ancianos: "Que se den prisa y se mueran"
Uno de los pesos pesados del Gobierno japonés, el ministro de finanzas
Taro Aso, ha causado gran revuelo al pedir a los ancianos del país "que
se den prisa y se mueran" para aliviar la carga fiscal de los japoneses
por su atención médica.
En una polémica declaración, el ministro de Finanzas, de 72 años, clamó
contra las unidades de reanimación y los tratamientos para prolongar la
vida, según el diario The Guardian, que le cita diciendo que le sentaría
mal que le ayudaran a prolongar su vida, más si cabe sabiendo que ese
tratamiento "lo paga el Estado".
En una reunión del Consejo Nacional de Seguridad Social sobre las
reformas a acometer para alivar la carga fiscal, Taro Aso dijo que "el
problema no se resolverá a menos que les dejemos que se den prisa y se
mueran".
Dije lo que yo personalmente creo, que es importante no prolongar la
vida con tratamientos y pasar los últimos días de vida en paz Casi una
cuarta parte de la población de Japón, 128 millones de habitantes, son
mayores de 60 años. La proporción se prevé que aumente un 40% en los
próximos 50 años, dice el diario británico.
El aumento de los gastos sociales, especialmente para los ancianos,
supuso un incremento de los impuestos al consumo del 10% el año pasado.
Aso, proclive a las declaraciones polémicas, intentó matizar sus
palabras horas más tarde. Reconoció que fue una expresión "inadecuada" e
insistió en que hablaba solo a título personal y sobre como quisiera
morir.
"Les dije lo que yo personalmente creo, que es importante no prolongar
la vida con tratamientos y ser capaz de pasar los últimos días de vida
en paz."
No es la primera vez que Aso cuestiona el deber del Estado para con la
población anciana. En 2008, mientras fue primer ministro, ya pidió a los
pensionistas "chochos" que cuidasen mejor de su salud para aliviar las
cargas al Estado.
"¿Por qué tengo que pagar por las personas que sólo comen y beben y no hacen ningún esfuerzo?", se preguntó entonces.
En la imagen, la noticia sobre el desmentido de la ONU en la página de internet del diario portugués Público en la que se ve a Artur Baptista da Silva.
Artur Baptista da Silva, de 61
años, se paseó durante meses por las más prestigiosas conferencias y
charlas en Lisboa. Apareció en los más influyentes medios de
comunicación portugueses, en los que hablaba de economía y juraba "que
la austeridad ahoga a Portugal y lo lleva al desastre". Al final, todo
era un montaje, que la misma ONU se encargó de desmentir.
La entrevista tuvo tal repercusión que fue publicada por la agencia Reuters y el diario Chicago Tribune. Nadie sospechaba que le estaban dando tribuna a un exrecluso, condenado en varias oportunidades por falsificar documentos y cheques (además de atropellar a una persona), y que nada tiene que ver con la ONU. Todo era una farsa muy bien planificada.
Otras grandes farsas
- Enric Marco Battle (España) aseguró, desde 1976, ser un sobreviviente de la Alemania nazi e incluso dijo estar preso en los campos de concentración de Mauthausen y Flossenbürg (Baviera). Presidió entre 2002-2005 la Asociación Amical de Mauthausen y otros campos, con sede en Barcelona. Fue condecorado por la Generalitat de Cataluña (gobierno local). En abril de 2005 un historiador descubrió que todo era mentira.
- Tania Head (EE.UU.) es el nombre falso que adoptó la española Alicia Esteve tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Siempre relató que se encontraba en el piso 78 de la torre sur del World Trade Center (WTC) en el momento exacto de la explosión. Fue presidenta y directora de la Asociación de Supervivientes de los atentados del WTC, que co-fundó con Gerry Bogacz, hasta la última semana de septiembre de 2007, cuando se destapó el engaño.
El lobo vestido de abuela
Si hay una caperucita roja en esta historia, esos son los profesores de la Academia do Bacalhau, en Lisboa. Según reportan los medios locales, fue ahí donde Da Silva desembarcó por primera vez, con una labia impresionante, un lote de tarjetas de presentación falsas y un mamotreto financiero que el propio Baptista Da Silva descargó desde la Web; el autor original es un especialista francés de la Unesco.
Da Silva aseguraba que con este texto había ganado un premio internacional. "Era una persona muy educada, parecía muy preparada, jamás pensamos que no podía ser cierto lo que decía", argumentó en la emisora TSF Mário Nunes, cabeza de la Academia do Bacalhau.
Falseó su currículum, dio un par de charlas gratis y comenzó a ganar notoriedad en el invisible circuito de conferencistas de Lisboa. En su hoja de vida aparecía como doctor en Economía Social por la Milton Wisconsin University.
Al buscar en Wikipedia dicha institución, el mismo Baptista da Silva aparecía en el último lugar de la lista titulada "Alumnos Notables", codeándose con estrellas de la NFL, senadores y miembros de la Fuerza Aérea de EE.UU. Pero al seguir el vínculo a su nombre salía un mensaje que decía: "Esta página no existe". No sólo la página, tampoco el personaje.
Quien no compró el humo que Da Silva vendió en cantidades industriales fue la cadena televisiva TVI. En vísperas de noche buena, con tan sólo contactar a la ONU, la respuesta fue clara: Baptista da Silva no había trabajado ni trabajaba ahí.
A los pocos días la misma ONU publicó un comunicado donde desmontaban la fachada levantada por Da Silva: todo era falso.
Se destapa la olla
Desde el comunicado de la ONU, la prensa lusa se concentró en indagar el pasado oscuro de Baptista da Silva, aunque no es tarea fácil.Su historial está repleto de escollos y vacíos. Lo único claro es que tiene varias condenas por falsificación de documentos y otra por atropello, pero ni siquiera está claro si realmente estudió Gestión de Empresas o qué beneficio económico obtuvo por todas estas charlas (pues algunas eran gratuitas y por otras cobraba US$40, según los medios portugueses).
Desde que se destapó la olla, Baptista da Silva desapareció del mapa: cerró su cuenta de teléfono, se mudó de su hogar y nadie sabe dónde está, aunque sí envió un comunicado a las agencias de noticias portuguesas donde denunciaba e l "linchamiento mediático" del que se sentía víctima.
Las reales víctimas (diarios, cadenas de televisión, clubes de tertulia y un gran etcétera), han publicado contundentes comunicados pidiendo disculpas.
"Dadas las intervenciones de Artur Baptista da Silva, en foros creíbles de debate, su currículum presentado y el supuesto cargo que ocupaba en una organización internacional, la dirección de este club entendió que Baptista reunía las condiciones para ser un orador en el club (...) Aseguramos que los procedimientos internos para elegir oradores no permitirán que esto suceda nuevamente", reza la misiva.
Por lo pronto Baptista da Silva ya tiene más de una parodia en Facebook, donde -gracias a Photoshop- sale en la portada de la revista Times, como personaje del año, o codeándose con estrellas del cine y del rock and roll.
Algunos portugueses comentan, entre broma y broma, que desde que Baptista dejó de aparecer en los medios locales, hay un vacío en el país y que sus comentarios, por ilegítimos que fueran, eran un bálsamo agradable -y demagogo- para la alicaída economía lusa. "Vuelve Baptista, ¡vuelve!", exclama uno de los usuarios de Facebook, pero Artur Baptista da Silva brilla por su ausencia.