Un empresario barcelonés fingió un secuestro para pasar Navidad con su amante y llegó a exigir a su esposa, en nombre de sus supuestos captores, sumas de dinero, afirmó el viernes El Periódico de Cataluña.
El tramposo terminó confesando y llorando en la comisaría, donde pidió a los policías una fórmula para explicar la farsa a su mujer.
Todo empezó la madrugada del día de Nochebuena, cuando la mujer del empresario recibió una llamada diciéndole que su marido había sido secuestrado y le exigían que no a visara a la policía y que volverían a llamar. Desatendiendo las exigencias de los supuestos captores, la mujer se dirigió a la policía y contó que el comunicante tenía acento árabe.
La policía se movilizó mientras la mujer recibía durante el 24 y el 25 numerosas llamadas de su propio marido, que insistía -desde cabinas telefónicas con supuesta autorización de sus captores- en que no avisara a la policía y que depositara 12.000 euros, que luego fueron 6.000, en consignas del aeropuerto y de una estación de trenes.
La policía montó guardia inútilmente hasta que el farsante reapareció en su hogar diciendo que lo habían liberado en una gasolinera. Tras una primera declaración, los investigadores lo presionaron para obtener mayores detalles de sus secuestradores hasta que el empresario se quebró y relató toda la verdad.
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