Benedicto XVI se protegió este miércoles del frío invernal que azotaba la plaza de San Pedro en el Vaticano con un antiguo gorro de terciopelo rojo con bordes de armiño, suscitando la curiosidad de los cientos de peregrinos que asistían a la audiencia general.
El Papa apareció con el llamado 'camauro', célebre durante el Renacimiento y exhibido por última vez en 1963 por Juan XXIII, cuyo predecesor, Pío XII, nunca lo quiso llevar.
Para los niños que asistieron a la audiencia, el Papa, con ese gorro rojo de aspecto medieval, bordeado de blanco, recordaba a Santa Claus.
Benedicto XVI se cubrió también durante toda la audiencia con una amplia capa roja, de un tono más claro que el del 'camauro', debido a la ola de frío que sacude a toda la península.
Por primera vez en su breve pontificado, el Papa acortó su presencia en la plaza al saltarse una parte de la lectura del mensaje, recordando así los últimos años deJuan Pablo II cuando su delicado estado de salud le impedía permanecer por largo tiempo en público.
Las tradicionales audiencias generales del miércoles se siguen celebrando al aire libre pese al mal tiempo y al frío invernal de Roma.
Miles de personas de todos los rincones del mundo asisten a la cita semanal con el Papa en la célebre explanada del Vaticano por lo que las autoridades no han querido organizar la audiencia en el auditorio cubierto interno, como es la tradición en los primeros meses del año.
El Papa deseó "buenas Navidades" a todos los presentes y recordó que para los cristianos en estas fechas "sobresale el misterio de la luz por su significado espiritual".
"Hace referencia a una realidad que concierne a la intimidad del hombre: el bien que vence al mal, la vida que derrota a la muerte. Las luces que adornan las calles nos evocan la verdadera luz que llega a los hombres de buena voluntad. Dios nacido en Belén es la estrella de nuestra vida", añadió el pontífice.
Asimismo, el Papa volvió a criticar la "cultura consumista que tiende a ignorar los símbolos cristianos de las fiestas navideñas".
"Preparémonos para celebrar con alegría el nacimiento del Salvador, transmitiendo a las nuevas generaciones los valores de las tradiciones que forman parte del patrimonio de nuestra fe y cultura", proclamó Benedicto XVI.
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