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Las leyes más descabelladas del mundo
La justicia saudita condenó el martes a 600 azotes y siete años de
prisión a Raif Badawi, fundador de una página web local destinada a
difundir opiniones sobre el papel del islam en Arabia Saudita.
Por más desproporcionada que parezca la sentencia para el público
occidental, puede considerarse como un verdadero logro de la defensa del
acusado. La corte le impuso un largo plazo carcelario y los 600 azotes
que sin duda alguna afectarán gravemente su salud, pero desestimó el
cargo de apostasía que significaría la pena de muerte para el hombre.
No es un caso aislado. En pleno siglo XXI, según muestran las prácticas
internacionales, tanto en países que aplican la ley islámica como en
estados con una legislación laica, se producen condenas que podrían
poner los pelos de punta. Estas son algunas de las leyes más
desproporcionadas que existen en el mundo.
Pena de muerte por enamorarse
La apostasía es un delito de extrema gravedad en el mundo islámico,
incluidos los países con una legislación relativamente laica. Los
castigos oscilan desde largas penas de prisión en estados como Egipto,
hasta la sentencia de muerte en Arabia Saudita, Irán o Pakistán. En 2007
una joven de 17 años de edad, Du’a Khalil Aswad, fue apedreada en el
Kurdistán iraquí por enamorarse de un joven de otra religión.
Cárcel por críticar a las autoridades
En junio pasado Arabia Saudita condenó a siete personas a penas de entre
cinco y diez años de prisión tras declararles culpables de perturbar el
orden público por colgar en Facebook comentarios sobre protestas
políticas.
En abril un tribunal de los Emiratos Árabes Unidos condenó a un tal
Abdulla al Hadidi a 10 meses de prisión por los comentarios que había
hecho en Twitter criticando cómo transcurría el juicio contra su padre.
Tailandia acaba de advertir a los usuarios de Facebook que aquellos que
aprieten el botón 'me gusta' en artículos que contengan críticas hacia
las autoridades del país irán a la cárcel.
Condena perpetua por críticar al monarca
El poeta catarí Muhammad ibn al-Dheeb al-Ajami fue condenado a cadena
perpetua en noviembre de 2012 después de aparecer en la red un video en
el que aparecía leyendo su poema 'El jazmín de Túnez'. La obra celebraba
la revolución en Túnez y criticaba a los Gobiernos árabes por limitar
las libertades civiles de los ciudadanos. Según la justicia del país, el
poema no solo incitó a derribar al actual régimen, también era un
insulto hacia el emir.
En 2007 la justicia tailandesa sentenció al suizo Oliver Jufer a 75 años
de prisión. El hombre llevaba viviendo en el país 10 años y se había
enfadado por la prohibición de vender alcohol durante las celebraciones
del cumpleaños del monarca, por lo que decidió cubrir con un 'spray'
negro cinco carteles con los retratos del rey. Afortunadamente, el
monarca finalmente le amnistió. En enero de 2013 el periodista tailandés
Somyot Pruksakasemsuk recibió 10 años de prisión por haber escrito dos
artículos que contenían críticas hacia la familia real.
Pena de muerte por homosexualidad
La gran mayoría de los países musulmanes prevé pena de muerte para los
homosexuales (como Irán) o prisión vitalicia (como Arabia Saudita).
Singapur prevé cadena perpetua para los hombres homosexuales, pero no
para las mujeres.
Según cifras de los defensores de derechos humanos, entre los años 1979
(año de instauración de la República islámica) y 1990 en Irán hubo, al
menos, 107 ejecuciones por cargos relacionados con homosexualismo. El
último caso conocido fuera del país por el momento fue registrado en
2006. Paradójicamente, Irán permite el cambio de sexo.
Lapidación por haber sido violada
En la mayoría de los países musulmanes las relaciones sexuales fuera del
matrimonio se castigan con pena de muerte o plazos carcelarios. En 2008
la justicia de Somalia condenó a la lapidación a Aisha Ibrahim Duhulow,
acusada de adulterio después de que ella había denunciado una
violación. Según denunció Amnestía Internacional, tenía tan solo 13
años, aunque varios medios occidentales descartaron esta información
argumentando que en este caso la ley islámica no podía condenarla a la
pena de muerte. Unos 50 hombres participaron en la ejecución, ante los
ojos de casi mil "espectadores". Al ser desenterrada se comprobó que
continuaba con vida y fue vuelta a enterrar para continuar con la
lapidación.
La australiana Alicia Gali, pasó ocho meses en prisión en los Emiratos
Árabes Unidos, acusada de tener tener "sexo extramarital", después de
haber sido violada por tres compañeros en el hotel en que trabajaba.
Marte Deborah Dalelv, una noruega de 24 años, fue condenada a mediados
de julio también en los EAU a un año y cuatro meses de prisión por
mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio tras denunciar que
había sido violada que presentó el pasado marzo, cuando se encontraba de
viaje de negocios. Después de la intervención de las autoridades de
Oslo, quedó amnistiada.
Cárcel por no predecir un sismo
En octubre de 2012 la justicia italiana declaró que seis sismólogos y un
funcionario civil eran culpables de un homicidio masivo no intencional:
en 2009 exploraban los riesgos sísmicos en la región de Abruzo y no
acertaron con los pronósticos. Más concretamente, no alertaron sobre la
posibilidad del sismo que sacudió L'Aquila (la capital de la región) el 6
de abril de 2009 y se cobró la vida de 308 personas. Cada acusado
recibió seis años de prisión. Miles de científicos italianos firmaron
una carta de protesta contra la condena, argumentando que es imposible
predecir la fecha de un terremoto.
Multas por no tirar de la cadena en el baño y varas por grafitis
Masticar chicle o simplemente tenerlo (a excepción de chicles médicos
prescritos por un doctor) supone multas en Singapur, igual que no tirar
de la cadena en el inodoro: estas acciones se interpretan como
potencialmente dañinas para la salud pública. Pintar grafitis supone
tanto multas como plazos carcelarios y castigos con varas. Los
extranjeros también se someten a estas normas.
El suizo Oliver Fricker fue sentenciado en 2010 a siete meses de prisión
y tres azotes mediante una vara por vandalismo: había pintado grafitis
en dos vagones de metro. El taiwanés Chen Ci Fan recibió en enero de
2011 4 años de prisión y 6 azotes con vara por usura. Para los azotes
judiciales en Singapur utilizan una vara de ratán de 1,2 metros de largo
y 1,3 centímetros de diámetro.
Pena de muerte por robo y corrupción
La legislación de Arabia Saudita prevé la pena de muerte para cualquiera
que robe un banco. Vietnam estipula la medida para cualquier robo,
fraude o malversación. China castiga con ejecución fraudes fiscales,
corrupción y robo de tarjetas de crédito. Tailandia, la corrupción. En
Singapur un robo menor puede resultar en cadena perpetua sin derecho a
libertad condicional.
Pena de muerte por emigrar
La inmigración es considerada como una traición contra la tierra natal
en Corea del Norte e Irán. La legislación norcoreana estipula hasta pena
de muerte para este crimen. Irán, en cambio, permite la emigración
formalmente, pero aquellos que quieran emigrar deben solicitar el
permiso de las autoridades iraníes y pierden el derecho de volver a la
patria para siempre: en los casos en los que se les niega el permiso y
se ven obligados a quedarse en el país son muy frecuentes los casos de
represalias sociales (tipo pérdida de trabajo) e incluso penales bajo
varios pretextos.
Prisión vitalicia por robo de electricidad
En la India, donde hay gran déficit de energía eléctrica, robar energía
puede castigarse con prisión vitalicia, según la Constitución. Sin
embargo, en la mayoría de los casos, cuando se trata de un crimen
individual y no masivo, los plazos carcelarios pueden reducirse a unos
cuantos meses. Por su parte, la legislación paquistaní prevé condenas de
hasta tres años en estos casos.
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