Los taxistas limeños, que tienen fama de educados, corren el riesgo de caer en desgracia debido a "sus malos olores", según una encuesta difundida por el diario local El Comercio.
Poco más de un tercio de los usuarios de taxi (32%) considera que el mal olor de los conductores y la suciedad de los taxis es la mayor molestia para los pasajeros.
El sondeo difundido en la página en internet del diario se basa en las respuestas de 1.241 personas, que de lejos señalaron esa deficiencia como la característica del servicio de taxi en Lima.
Ser taxista en Lima es fácil dado la informalidad que reina en el mercado, pero puede acabar siendo una de las profesiones más estresantes debido al caos que impera en el tráfico.
Cualquiera puede comprar un cartel adhesivo y colocarlo en el parabrisas. Las tarifas se fijan de acuerdo a la ley de la oferta y la demanda y en especial al popular regateo.
Lima -con ocho millones de habitantes- soporta a diario una invasión literal de miles de taxis, la mayoría de ellos informales que tiene como conductores a desempleados que utilizan su coche como herramienta de mercado, a pesar de intentos legales del ayuntamiento de Lima por regular el servicio.
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