Para remontar la moral de los londinenses víctimas de la falta de sol y de la 'tristeza invernal', el Museo de las Ciencias de Londres ofrece una cura de luz, una experiencia muy apreciada por los visitantes del centro.
Sobre un inmenso canapé redondo y blanco, con cojines blancos y rodeados de cortinas blancas, cuatro personas están sentadas: Diana, de 54 años, lee el periódico, mientras que Liam y Anna, dos tranquilos septuagenarios, están apoyados uno contra el otro, inmóviles, y una joven, de unos 30 años, lee un libro.
Sobre ellos, cuatro lámparas vierten un flujo de luz blanca. La intensidad de estos puntos de luz es de 10.000 lux (la medida de la intensidad lumínica), contra los 500 lux que tiene de media una oficina en Londres en una tarde normal de invierno. Pero, aún así, estos lux quedan lejos de los 100.000 que suele dar una luz natural un día de verano radiante.
El objetivo de esta experiencia, organizada por el Museo de las Ciencias en South Kensington es demostrar que la luz es un combustible indispensable para el buen funcionamiento del cuerpo humano y un arma eficaz contra el tradicional ánimo triste invernal.
"Desde la simple tristeza hasta la profunda depresión, este fenómeno que llamamos Desorden Afectivo Estacionario (SAD, por sus siglas en inglés), afecta a más de 500.000 personas cada invierno en Gran Bretaña", dice Kat Nilsson, organizadora de esta experiencia para el Dana Center, el ala del museo reservado a los adultos.
"Estos SAD se deben a que el cuerpo y el cerebro no reciben suficiente luz", explicó a AFP este martes. "Para compensar, el organismo produce más melatonina, una hormona que provoca las ganas de dormir y de 'hibernar', y segrega, por el contrario, menos serotonina, otra hormona cuya falta puede provocar depresión", afirma la organizadora.
Tras una sesión de 20 minutos bajo las lámparas del 'salón de la luz', Diana afirma sentirse mejor: "Pero puede que sea psicológico, porque quiero creerlo", concede esta londinense, que se 'auto-diagnostica' como víctima crónica del 'winter blues'.
Jennifer Eastwood, fundadora de la Asociación SAD en Gran Bretaña, sigue este tipo de 'luxoterapia' desde hace 15 años, afirmando que con cuatro o cinco días de tratamiento se nota ya un cambio, según el sitio de internet de su organización.
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