Tres radares de cada cuatro fijos instalados en las carreteras de Gran Bretaña son de mentira, para engañar al conductor, pero la proporción varía enormemente de una región a otra, según un estudio de la revista Auto Express.
De media, en el Reino Unido, país pionero en la instalación de radares, las tres cuartas partes de los envases amarillos donde están, supuestamente, los radares, no tienen cámaras y solamente emiten un 'flash' para que lo parezca.
En Londres, por ejemplo, hay 453 radares de los que sólo funcionan realmente uno de cada seis.
A la inversa, todas las cámaras son de verdad en Irlanda o en Cumbria (norte de Inglaterra), frente a una de cada diez en el valle del Támesis, en el Staffordshire o en el Lancashire.
Los primeros radares automáticos fijos se instalaron al borde de las carreteras británicas en 1992. El dinero de las multas sirve directamente para financiar y mantener las 'speed cameras' de cada zona.
El principio de los radares es sobre todo disuasorio: las cajas donde están las cámaras están pintadas de amarillo para que se vean mejor y no deben estar escondidas por puentes o vegetación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario