20130502

Amputarse una mano para cobrar 2,1 millones de 11 aseguradoras

Amputarse una mano para cobrar 2,1 millones de 11 aseguradoras
  • El fraude contra compañías de seguros crece un 50%
  • En 2012 se investigaron cerca de 150.000 casos de presuntas estafas
  • El sector asegurador invierte 9,5 millones de euros en perseguir timos
Los intentos de fraude contra el sector asegurador crecen sin parar. Durante 2012, se produjeron 146.792 investigaciones de posibles estafas, un 11,9% más que el año anterior. Desde el comienzo de la crisis económica, en 2008, este tipo de conductas ha aumentado un 50%, según explican fuentes de la patronal aseguradora. Últimamente, los casos que más aumentan son los de pequeña cuantía (con un crecimiento del 20% en 2012), pero los grandes intentos de estafa son los que más siguen sorprendiendo a los expertos.

"El caso más impresionante que investigamos el año pasado fue el de una persona que se cortó la mano para intentar cobrar 2,1 millones de euros de 11 compañías aseguradoras", explica José Luis Nieto, presidente de Gesterec, una firma especializada en la reconstrucción de siniestros. "Había varias cosas que no cuadraban. El particular aseguró que la sección de la mano se había producido cuando su coche se salió de la carretera y cayó por un terraplén, pero comprobamos que los ángulos de giro y la velocidad teórica no encajaban con esa versión. Además, el corte de la mano era demasiado limpio, sin afectar al hueso, algo casi imposible en un accidente de tráfico".

En este caso, la persona había ido suscribiendo varios seguros de vida, que también cubren grandes daños, con distintas compañías. Después de simular el accidente, fue reclamando una a una para ir percibiendo las diferentes indemnizaciones pactadas en la póliza, hasta que el equipo de peritos de una de ellas empezó a encontrar grietas en el testimonio y contrato a Gesterec.


Vuelve el timo del nazareno
Uno de los casos que ha sido premiado en el XIX Concurso de Intentos de Estafas al Seguro responde a un timo del nazareno, organizado por ICEA, una modalidad de estafa clásica, que los investigadores llevaban tiempo sin ver. La operativa consistía en que el timador (conocido como el nazareno) se ganaba la confianza de una empresa proveedora haciendo algunos pequeños pedidos que paga rápidamente. Una vez que la víctima confiaba en el nazareno, este realiza una compra de mucho mayor valor. Tras recibir el producto, el estafador revende la mercancía y desaparece.
En el caso concreto premiado por ICEA, la trama había estafado a cuatro empresas, que tenían un seguro de crédito suscrito por CESCE. Los timadores habían realizado pedidos utilizando 24 personalidades diferentes. En cuatro años habían llegado a obtener más de un millón de euros con la venta de la mercancía no pagada.
En seguros de responsabilidad civil, otro de los casos premiados fue el de una nave industrial que fue quemada para construir viviendas en el solar. La aseguradora Zurich llegó hasta el Tribunal Supremo, que absolvió a la compañía de tener que pagar una indemnización.
Otro caso muy llamativo es el de mujer que suplantó la identidad de su hija para que el seguro de salud que esta última había contratado le cubriera una operación de columna. Justo el mismo día en que se realizó la intervención quirúrgica se descubrió la estafa.
Las autolesiones también son relativamente frecuentes: un hombre reclamó a una aseguradora por la amputación de un dedo al golpearse con un martillo, en un accidente laboral. Tras investigarse el caso, se descubrió que tenía 12 pólizas iguales.

Lo terrorífico de este intento de estafa es que no es algo nuevo. En 2011, un hombre de Valencia se amputó el brazo a la altura del codo e intentó cobrar 600.000 euros de ocho aseguradoras haciendo pasar la autolesión por un accidente con una sierra eléctrica.

Para analizar este tipo de conductas, la asociación de Investigación Cooperativa de Entidades Aseguradoras (ICEA) recopila información sobre fraudes en el sector de seguros (aquí está el resumen del informe), e incluso organiza un concurso para premiar los casos más notorios: aquellos en los que se han utilizado nuevas técnicas para destapar la estafa o en los que se ha evitado un perjuicio económico muy grande entre las aseguradoras. En 2012, el 'Oscar de los timos' se lo llevaron una trama organizada que simuló varias colisiones entre moto y coche utilizando nombres simulados; el falso robo de un tractor agrícola, y un accidente de un piloto aficionado en el Circuito de Jerez.

Según el informe presentado hoy por ICEA, los 146.792 casos de fraude analizados el año pasado implicaban el pago de indemnizaciones por 563. Tras las investigaciones,el 73% de esa cuantía se demostró que estaba originada por una conducta irregular, con lo que el sector se ahorró 411 millones de euros. Del total de los intentos de casos de fraude, la mayor parte correspondió a automóviles, con 107.790 casos.

El informe de ICEA también pone de manifiesto que en 2012 se produjo un notable incremento, del 20%, de los intentos de fraude de baja cuantía (hasta 500 euros), “lo que es compatible, pero no justificado, con el actual escenario de crisis”, según señala el director general de ICEA, José Antonio Sánchez.

Sánchez también explica que las compañías aseguradoras, “en previsión de este aumento del fraude con la crisis”, ya habían empezado a aumentar la inversión en detección y prevención años atrás. En concreto, en 2012 se destinaron 9,5 millones de euros a combatir el fraude en el sector, un 18% más que en 2011, cuando se invirtieron 7,8 millones.

El director general de ICEA considera que la generalización del uso de redes sociales ha sido “clave” para hacer más efectiva la detección del fraude. A más de un estafador le han pillado porque había sido etiquetado en fotos colgadas de Facebook, de juerga con amigos, en lugar de estar convaleciente tras el supuesto accidente.

Por tipología de fraude, en el seguro del automóvil y en los seguros personales, los intentos de estafa más habituales fueron la ocultación del daño o preexistencia del mismo, como intentar asegurar un vehículo después de haber sufrido un accidente.

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